Enrique Blasco Garma
Ambito Financiero, Seccion Internacionales, 25 de marzo de 2009
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La última (segunda) medición del Bureau of Economic Analysis dio una contracción del PBI en términos reales del 6,2% anual, en el cuarto trimestre de 2008; la baja más pronunciada desde el primer trimestre de 1982. Tal medición sigue la metodología tradicional de las cuentas nacionales. Sin embargo, esa metodología apenas revela una porción menor de la pérdida de riqueza sufrida.En rigor, el PBI debiera medir la creación o destrucción de riqueza del conjunto social. Para lo cual habría que incorporar la variación en el valor de los patrimonios de los habitantes. Porque la verdadera creación de riqueza es el aumento, o disminución en este caso, del valor de los patrimonios conjuntos de los habitantes más el consumo, que es la parte de la producción que no se incorpora a los activos. La Fed publicó el jueves la variación de patrimonios en el cuarto trimestre de 2008, una reducción de 5,1 billones de dólares. Como el consumo privado sumó 10,0 billones de dólares y el consumo gubernamental 2,9 billones, totalizando 12,9 billones, a ritmo anual, la verdadera creación de riqueza fue de esos 12,9 billones de dólares de producción destinada al consumo menos la reducción de patrimonios que, anualizado, es de 20,4 billones (5,1x4). En ese caso, el PBI fue negativo en 7,5 billones de dólares, a ritmo anualizado, en términos nominales. De tal modo, la destrucción de riqueza superó a la creación de valores. Por eso, el verdadero PBI fue negativo. Y la destrucción de valores podría continuar en la primera parte de 2009. En esas circunstancias no debe sorprender que aumente el desempleo, caiga la producción y el comercio. Pues la gente es más pobre y puede comprar menos.Estas consideraciones muestran lo errático de las cifras cuando coexisten grandes variaciones en el valor de los patrimonios. Cuando los activos caen de valor, se licua parte de la riqueza disponible. Las actividades productivas se vieron frustradas por una reducción mayor de patrimonios. La mayor desconfianza y desconcierto, propios de la crisis, destruyó más que lo aportado por la producción, durante el cuarto trimestre de 2008. No hay duda, los EE.UU. se empobrecieron y el PBI debiera medirlo. No es verdad que el PBI haya caído sólo un 6,2% anual.UrgenciaEsta comprobación subraya dos aspectos importantes. Por un lado, torna más urgente encontrar la salida a la crisis. Por el otro, muestra un camino. El centro de las medidas del Gobierno debiera focalizarse en restaurar la confianza y el crédito, apuntando la valorización del conjunto de los patrimonios. Hasta ahora, las medidas del Gobierno estadounidense no parecen del todo bien conducidas. Las continuas correcciones y ampliaciones, anuncios de nuevos planes, confirman los errores de diagnóstico de los máximos funcionarios, naturales en una coyuntura muy compleja. Cuando los activos se valoricen, aumentarán los incentivos a producir esos bienes y contratar personal.La burbuja inmobiliaria y otros excesos fueron fomentados por la política monetaria y decisiones de los responsables en agencias paraoficiales, como Fannie Mae y Freddie Mac. Tampoco reaccionaron los funcionarios ante los peligros de los incentivos distorsionantes, la profusión de bonus relacionados con resultados anuales, sin advertir las consecuencias a mediano plazo. Comprar activos a 20 y 30 años, premiando a los ejecutivos por la valorización de los primeros años, es desentenderlos de los resultados de sus decisiones a largo plazo. Estos bonus, verdaderos virus, invadieron las agencias de calificación crediticia, auditorías, entes reguladores y toda la estructura de controles que debió corregir la debilidad del sistema. No obstante, los políticos les echan toda la responsabilidad a los empresarios privados y, así, justifican sus pedidos de mayores poderes.
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