28/10/08

WALL STREET JUNTO A MAIN STREET . ¿PORQUÉ HAY QUE SALVAR AL SISTEMA FINANCIERO?

Enrique Blasco Garma
Las crisis del crecimiento son de varias clases. Las del sector real, por ejemplo la invención de la electricidad fundió a los fabricantes de velas. Tales acontecimientos empobrecen a unos, pero el conjunto gana; y tanto más cuánto más rápida la reconversión. Por eso, no es bueno socorrer a los fabricantes de velas o de las actividades desplazadas por nuevos descubrimientos.
Las crisis financieras son diferentes. La pérdida de confianza en las entidades financieras causa una pérdida de riqueza general. Al dañarse el sector financiero, los negocios se reducen, la gente gasta menos y la mayoría sufre.
Existe una incomprensión popular del tema financiero. Oponen Main Street - el honrado hombre común y trabajador - con Wall Street - el astuto operador que lucra con papeles y exprime a los deudores. Esta confusión es generalizada. Nos hablan del “modelo productivo” y las ventajas de desendeudarse. La actividad financiera solía reservarse a minorías étnicas, religiosas o extranjeros. Los préstamos no crean riqueza, según filósofos y religiones. Las cosas que la gente necesita están en los productos del campo y las fábricas, máquinas, obras, bienes concretos, no en papeles.
No obstante, las sociedades progresaron a medida que el trueque fue reemplazado por los instrumentos de crédito. Y que las transacciones financieras se hicieron más confiables y enfocadas en los deseos y capacidades de la gente. En el mundo moderno cada transacción tiene una pata financiera, por lo menos. O bien se intercambia un bien real por un activo financiero, o se negocian dos títulos de crédito. ¿Porqué? Los esfuerzos humanos son tanto más productivos cuánto mejor coordinados. El sistema financiero es un sistema de contratos para coordinar los deseos individuales con las posibilidades productivas.
Las sociedades primitivas, los países emergentes, no tienen estructuras financieras desarrolladas. En contraste, las naciones ricas lo son en la medida de sus entidades crediticias. Producen más riqueza porque sus actividades están más enfocadas en aprovechar las ventajas productivas para satisfacer las demandas de la población. El sistema financiero integra la estructura institucional que valoriza los derechos individuales de decisión y aumenta la riqueza. Las naciones más ricas tienen las estructuras financieras más desarrolladas.
Otra característica del sistema financiero es su alta interconectividad. Créditos y débitos recíprocos son la contracara de muchas transacciones. Si una entidad quiebra, las demás sufren quebrantos. En ese evento, los ahorristas no saben qué suceda y retiran sus fondos, sin mucha información, provocando nuevas pérdidas. Se retrae el crédito y la demanda, impactando los precios relativos y rentabilidades. En EEUU, la retracción crediticia contrae la demanda de viviendas, reduciendo sus valores, lo cual deteriora las garantías y lesiona los patrimonios de bancos e individuos. Impulsando, a su turno, una nueva ronda de pérdidas recíprocas. Las casas, los activos, valen en tanto exista una estructura de contratos que le de sustento. Ese es el rol del sistema financiero. Si las entidades financieras quiebran, toda la estructura económica se resiente. Las actividades pierden coordinación, el valor de los trabajos se deteriora, la gente se empobrece.
El hombre de Main Street necesita de Wall Street para sostener su bienestar. En estas circunstancias, el primer paso es restablecer el normal funcionamiento de la estructura financiera, inyectando toda la confianza necesaria lo antes posible y de la forma más contundente posible. De otro modo, Main Street sufrirá pérdidas que se podrían haber evitado. Las sanciones a las malas prácticas y operadores vendrán luego.

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