Ambito Financiero, 21 Mayo de 2014
En la nota de Ámbito Financiero del 13 del corriente, descubrimos nuevos condicionantes a las decisiones futuras del BCRA. Ellos son producto y consecuencia de elevar la tasa de interés reconocida en los pases pasivos y títulos emitidos por la entidad rectora, cuando prácticamente sus activos no generan renta. Y de esterilizar toda la base monetaria creada con los créditos al Gobierno. Cualquier empresario y contador se alarmaría ante esta situación crítica. Los créditos del BCRA al Gobierno superan 5 veces su patrimonio y no generan rentabilidad. Mientras el monto de los títulos emitidos, de su propia deuda, son mayores que el patrimonio y cuesta un 25% anual. El ente rector del sistema financiero, el encargado de supervisar a los bancos y demás entidades crediticias, al tiempo que garantiza la solvencia de la estructura financiera argentina, tiene un patrimonio debilitado y en proceso de deterioro creciente.
Al 30 de abril de 2013, el patrimonio de la entidad era de 108.000 millones de pesos. En el activo distinguimos dos activos principales. Las reservas internacionales netas, por 170.000 millones de pesos (21.000 millones de dólares). Y los créditos al Gobierno, por unos 550.000 millones de pesos. Tales créditos al Gobierno son de dos clases principales. En pesos, unos 190.000 millones. En dólares, equivalentes a unos 360.000 millones de pesos.
El pago de intereses para absorber la liquidez creada por el financiamiento en pesos al Gobierno sumará unos 120.000 millones de pesos en los próximos 16 meses, en las condiciones actuales, monto superior a su patrimonio actual. Para evitar fundir al banco, su directorio deberá hacer un fino equilibrio. Al pagar tasas del 25% anual sobre sus crecientes pasivos debería devaluar el peso a un ritmo aún más alto para no licuar su patrimonio. Reiteramos, el costo de intereses, por lo ya emitido y los nuevos endeudamientos, superará al patrimonio social del último balance mensual, lo cual resultaría en la descapitalización absoluta. Por ello, es imperioso que los activos externos de la entidad aumenten de valor. Un resorte es devaluar el peso. Otra posibilidad sería que el Gobierno reconociera mayores intereses por el crédito que le concede el BCRA. Lo ideal es una tasa por lo menos igual a la pagada por el endeudamiento del BCRA. Pero el hacerlo expandiría el déficit fiscal.
Ya no se trata de devaluar por razones de "competitividad" de la economía nacional, visión que no es adecuada ni justificada, mostramos en varias notas en Ámbito Financiero. Ahora, la devaluación del peso empuja a aumentar la tasa de interés pagada, lo cual obliga a devaluar para mantener la solvencia de la entidad. Consecuencias de decisiones no analizadas en profundidad suficiente. La devaluación no sólo acelera la inflación, brindando "ganancias" de tipo de cambio real efímeras, sino que lleva a aumentar las tasas para frenar los incentivos a las compras de divisas, y renuencia a liquidarlas por parte de individuos y empresas. La buscada mejora cambiaria, para alentar producciones y mayores saldos de comercio exterior, provoca alzas de costos financieros y disminución de la demanda interna. El tiro por la culata.
Al 30 de abril de 2013, el patrimonio de la entidad era de 108.000 millones de pesos. En el activo distinguimos dos activos principales. Las reservas internacionales netas, por 170.000 millones de pesos (21.000 millones de dólares). Y los créditos al Gobierno, por unos 550.000 millones de pesos. Tales créditos al Gobierno son de dos clases principales. En pesos, unos 190.000 millones. En dólares, equivalentes a unos 360.000 millones de pesos.
El pago de intereses para absorber la liquidez creada por el financiamiento en pesos al Gobierno sumará unos 120.000 millones de pesos en los próximos 16 meses, en las condiciones actuales, monto superior a su patrimonio actual. Para evitar fundir al banco, su directorio deberá hacer un fino equilibrio. Al pagar tasas del 25% anual sobre sus crecientes pasivos debería devaluar el peso a un ritmo aún más alto para no licuar su patrimonio. Reiteramos, el costo de intereses, por lo ya emitido y los nuevos endeudamientos, superará al patrimonio social del último balance mensual, lo cual resultaría en la descapitalización absoluta. Por ello, es imperioso que los activos externos de la entidad aumenten de valor. Un resorte es devaluar el peso. Otra posibilidad sería que el Gobierno reconociera mayores intereses por el crédito que le concede el BCRA. Lo ideal es una tasa por lo menos igual a la pagada por el endeudamiento del BCRA. Pero el hacerlo expandiría el déficit fiscal.
Ya no se trata de devaluar por razones de "competitividad" de la economía nacional, visión que no es adecuada ni justificada, mostramos en varias notas en Ámbito Financiero. Ahora, la devaluación del peso empuja a aumentar la tasa de interés pagada, lo cual obliga a devaluar para mantener la solvencia de la entidad. Consecuencias de decisiones no analizadas en profundidad suficiente. La devaluación no sólo acelera la inflación, brindando "ganancias" de tipo de cambio real efímeras, sino que lleva a aumentar las tasas para frenar los incentivos a las compras de divisas, y renuencia a liquidarlas por parte de individuos y empresas. La buscada mejora cambiaria, para alentar producciones y mayores saldos de comercio exterior, provoca alzas de costos financieros y disminución de la demanda interna. El tiro por la culata.
Éstos no son los únicos conflictos. La calidad del balance de la entidad está condicionada por la magnitud del crédito al Gobierno nacional, que equivale a más de 5 veces el patrimonio neto del BCRA. Contabilizado a valor nominal, muy superior al posible valor de realización o de mercado. Si ese crédito se registrara al valor de realización, el ente rector perdería su capital. En la medida que el BCRA va financiando los vencimientos del Gobierno con acreedores externos, pagando de sus reservas internacionales, aumenta el crédito y disminuyen las reservas, debilitando aún más la solvencia de la entidad. El ejercicio postula que el BCRA sólo esteriliza la base monetaria creada por el financiamiento en pesos al Gobierno. Las compras o ventas de divisas en el mercado son monetizadas. Si éste no fuera el caso, y se intentara esterilizar parte del dinero creado con las compras de divisas, el problema sería aún más acuciante.
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