Por Enrique Blasco Garma
Ambito Financiero, Seccion: Economía
Ambito Financiero, Seccion: Economía
17 de diciembre de 2009
La segunda medición del Bureau of Economic Analysis dio un crecimiento del PBI del 2,8% anualizado, en términos reales, y del 3,3%, en términos nominales, en el tercer trimestre de 2009. Tal medición sigue la metodología usual de las cuentas nacionales. Sin embargo, ese método distorsiona las cifras, especialmente en épocas de fuertes alteraciones, pues apenas revela una porción de la riqueza creada en el período. En verdad, el PBI debiera medir toda la creación de riqueza, del conjunto social. La metodología tradicional sólo computa los valores generados con el flujo de bienes y servicios producidos, y no toma en cuenta las valorizaciones de los activos y pasivos. Sin embargo, la verdadera creación de riqueza abarca tanto el aumento del valor de los patrimonios conjuntos de los habitantes como lo consumido y no incorporado a los activos. La Fed publicó el jueves de la semana pasada la variación de patrimonios en el tercer trimestre de 2009, un crecimiento de 2,66 billones de dólares. En términos anuales, equivale a 10,64 billones de dólares. Por otro lado, el consumo privado sumó 10,14 billones y el consumo estatal 2,9 billones de dólares, totalizando un consumo anualizado de 13,1 billones, en el tercer trimestre. De ese modo, el verdadero PBI del tercer trimestre, que incluye la valorización de los patrimonios, alcanzaría a 23,74 billones de dólares. En el segundo trimestre, esta misma medición arroja 22 billones. En contraste, en los trimestres anteriores al segundo, la caída del ingreso fue mucho mayor a lo publicado. Recordemos que los estadounidenses habían sufrido una terrible pérdida patrimonial de 16 billones, entre fin de 2007 y fin del primer trimestre del corriente año. Para encuadrar esa pérdida, repetimos que el PBI es de 14 billones de dólares, computado de la forma tradicional. Es decir que, en 15 meses se perdió 1,15 veces el PBI de un año. A los patrimonios de las familias todavía los falta ganar más del 20% para recuperar el daño sufrido durante la crisis. No ha habido una recesión más perniciosa desde la Segunda Guerra Mundial.Porque el valor de los patrimonios es tanto inferior al vigente un año atrás, no debe sorprender el elevado desempleo. Pues la gente es más pobre y compra menos. A medida que vayan recuperando la confianza, los estadounidenses revalorizarán sus patrimonios e irán retomando los empleos perdidos. Aunque probablemente con una distribución diferente entre las distintas actividades. Ya que cabe reconocer que la burbuja desnudó excesos sectoriales extravagantes que no debieran repetirse. En los próximos meses, el PBI verdadero crecerá mucho más que lo medido por el método tradicional. Los analistas no entenderán por qué se recuperarán tantos empleos. Estas consideraciones muestran lo errático de las mediciones tradicionales, cuando coexisten grandes variaciones en el valor de los patrimonios. Cuando los activos pierden valor se licua parte de la riqueza disponible. Las actividades productivas se vieron frustradas por la tremenda reducción de patrimonios, causa de la recesión. El desconcierto, propio de la crisis, destruyó más que lo aportado por la producción, durante 2008 y el primer trimestre de 2009. En ese tiempo, los EE.UU. se empobrecieron; por eso aumentó tanto el desempleo y cayó el PBI mucho más que lo admitido por las mediciones tradicionales. Esta comprobación alumbra el camino para superar la crisis y volver al crecimiento. El centro de las medidas del Gobierno debe focalizarse en restaurar la confianza y el crédito, apuntalando la valorización del conjunto de los patrimonios. A medida que los activos se valoricen, habrá mayores incentivos a producir bienes y contratar personal. Ello es así en los EE.UU., la Argentina o cualquier otra nación. La burbuja inmobiliaria y otros excesos resultaron de información e incentivos distorsionados. Estos incidieron en las decisiones empresarias y de los inversores. Hasta en las agencias para-oficiales, como Fannie Mae y Freddie Mac. Los funcionarios de los entes de contralor tampoco reaccionaron ante las trampas de la profusión de «bonus» vinculados a resultados coyunturales, en lugar de por todo el tiempo de la duración del activo en riesgo. Comprar propiedades y obligaciones a 20 y 30 años, premiando a los ejecutivos exclusivamente por la valorización de los primeros años, es una trampa mortal, desentendiéndolos de los resultados a largo plazo. Tales «bonus» se esparcieron, cual verdaderos virus, infectando las agencias de calificación crediticia, auditorías, entes reguladores, directorios de los bancos y empresas, y toda la estructura de controles que debió corregir la debilidad del sistema. No obstante, los políticos les echan toda la responsabilidad a los empresarios privados y, así, justifican sus pedidos de mayores poderes. La crisis debiera servir para corregir tales debilidades en toda la estructura de incentivos, tanto privadas como estatales.El Estado de las naciones avanzadas se mostró como salvaguarda del sistema. Cuando las empresas privadas flaqueaban y los inversores huían, vendiendo todo a cambio de la tranquilidad de la moneda y bonos del Gobierno, los funcionarios comprendieron el problema y actuaron en la dirección correcta, en medio de tanta incertidumbre. Lo pudieron hacer porque, durante muchas décadas, habían cimentado el crédito del Estado. Quedan otras dificultades a superar. Los déficit fiscales récord, del 10% del PBI medido tradicionalmente, elevan vertiginosamente la deuda pública. Una vez que se recuperen los patrimonios y el empleo, habrá que conseguir superávits fiscales considerables para ir cancelando esos excesos de deuda pública. Con un endeudamiento más en línea con la historia, la nación estará mejor preparada para enfrentar nuevos desafíos y la próxima crisis, aconsejaba José al faraón.
La segunda medición del Bureau of Economic Analysis dio un crecimiento del PBI del 2,8% anualizado, en términos reales, y del 3,3%, en términos nominales, en el tercer trimestre de 2009. Tal medición sigue la metodología usual de las cuentas nacionales. Sin embargo, ese método distorsiona las cifras, especialmente en épocas de fuertes alteraciones, pues apenas revela una porción de la riqueza creada en el período. En verdad, el PBI debiera medir toda la creación de riqueza, del conjunto social. La metodología tradicional sólo computa los valores generados con el flujo de bienes y servicios producidos, y no toma en cuenta las valorizaciones de los activos y pasivos. Sin embargo, la verdadera creación de riqueza abarca tanto el aumento del valor de los patrimonios conjuntos de los habitantes como lo consumido y no incorporado a los activos. La Fed publicó el jueves de la semana pasada la variación de patrimonios en el tercer trimestre de 2009, un crecimiento de 2,66 billones de dólares. En términos anuales, equivale a 10,64 billones de dólares. Por otro lado, el consumo privado sumó 10,14 billones y el consumo estatal 2,9 billones de dólares, totalizando un consumo anualizado de 13,1 billones, en el tercer trimestre. De ese modo, el verdadero PBI del tercer trimestre, que incluye la valorización de los patrimonios, alcanzaría a 23,74 billones de dólares. En el segundo trimestre, esta misma medición arroja 22 billones. En contraste, en los trimestres anteriores al segundo, la caída del ingreso fue mucho mayor a lo publicado. Recordemos que los estadounidenses habían sufrido una terrible pérdida patrimonial de 16 billones, entre fin de 2007 y fin del primer trimestre del corriente año. Para encuadrar esa pérdida, repetimos que el PBI es de 14 billones de dólares, computado de la forma tradicional. Es decir que, en 15 meses se perdió 1,15 veces el PBI de un año. A los patrimonios de las familias todavía los falta ganar más del 20% para recuperar el daño sufrido durante la crisis. No ha habido una recesión más perniciosa desde la Segunda Guerra Mundial.Porque el valor de los patrimonios es tanto inferior al vigente un año atrás, no debe sorprender el elevado desempleo. Pues la gente es más pobre y compra menos. A medida que vayan recuperando la confianza, los estadounidenses revalorizarán sus patrimonios e irán retomando los empleos perdidos. Aunque probablemente con una distribución diferente entre las distintas actividades. Ya que cabe reconocer que la burbuja desnudó excesos sectoriales extravagantes que no debieran repetirse. En los próximos meses, el PBI verdadero crecerá mucho más que lo medido por el método tradicional. Los analistas no entenderán por qué se recuperarán tantos empleos. Estas consideraciones muestran lo errático de las mediciones tradicionales, cuando coexisten grandes variaciones en el valor de los patrimonios. Cuando los activos pierden valor se licua parte de la riqueza disponible. Las actividades productivas se vieron frustradas por la tremenda reducción de patrimonios, causa de la recesión. El desconcierto, propio de la crisis, destruyó más que lo aportado por la producción, durante 2008 y el primer trimestre de 2009. En ese tiempo, los EE.UU. se empobrecieron; por eso aumentó tanto el desempleo y cayó el PBI mucho más que lo admitido por las mediciones tradicionales. Esta comprobación alumbra el camino para superar la crisis y volver al crecimiento. El centro de las medidas del Gobierno debe focalizarse en restaurar la confianza y el crédito, apuntalando la valorización del conjunto de los patrimonios. A medida que los activos se valoricen, habrá mayores incentivos a producir bienes y contratar personal. Ello es así en los EE.UU., la Argentina o cualquier otra nación. La burbuja inmobiliaria y otros excesos resultaron de información e incentivos distorsionados. Estos incidieron en las decisiones empresarias y de los inversores. Hasta en las agencias para-oficiales, como Fannie Mae y Freddie Mac. Los funcionarios de los entes de contralor tampoco reaccionaron ante las trampas de la profusión de «bonus» vinculados a resultados coyunturales, en lugar de por todo el tiempo de la duración del activo en riesgo. Comprar propiedades y obligaciones a 20 y 30 años, premiando a los ejecutivos exclusivamente por la valorización de los primeros años, es una trampa mortal, desentendiéndolos de los resultados a largo plazo. Tales «bonus» se esparcieron, cual verdaderos virus, infectando las agencias de calificación crediticia, auditorías, entes reguladores, directorios de los bancos y empresas, y toda la estructura de controles que debió corregir la debilidad del sistema. No obstante, los políticos les echan toda la responsabilidad a los empresarios privados y, así, justifican sus pedidos de mayores poderes. La crisis debiera servir para corregir tales debilidades en toda la estructura de incentivos, tanto privadas como estatales.El Estado de las naciones avanzadas se mostró como salvaguarda del sistema. Cuando las empresas privadas flaqueaban y los inversores huían, vendiendo todo a cambio de la tranquilidad de la moneda y bonos del Gobierno, los funcionarios comprendieron el problema y actuaron en la dirección correcta, en medio de tanta incertidumbre. Lo pudieron hacer porque, durante muchas décadas, habían cimentado el crédito del Estado. Quedan otras dificultades a superar. Los déficit fiscales récord, del 10% del PBI medido tradicionalmente, elevan vertiginosamente la deuda pública. Una vez que se recuperen los patrimonios y el empleo, habrá que conseguir superávits fiscales considerables para ir cancelando esos excesos de deuda pública. Con un endeudamiento más en línea con la historia, la nación estará mejor preparada para enfrentar nuevos desafíos y la próxima crisis, aconsejaba José al faraón.
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